Un aroma conocido hace que abra los ojos, estoy contra la pared y hay alguien conmigo. Un cuerpo se contrae, respira, palpita, estás ocupado en mi cuello, tardo un instante en que todos mis sentidos aterricen, eres tú, al fin, te levanto la cara y sonríes con lasciva, te doy un beso profundo, saludándote, te muerdo el labio, quiero que me reconozcas, pero tú me demuestras que nunca me has olvidado, lo sé, me besas y tocas como si el tiempo no hubiera pasado, estás inclinado, demasiado, yo de puntas, la estatura es una barrera que solíamos brincar muy seguido, pongo la pierna alrededor de tu cintura, tu me tomas del muslo y me alzas, mis dos piernas te rodean, estas entre mí, te siento, y se que tú también me sientes. Los besos se van tornando más apasionados, nos vamos tomando el ritmo, los corazones que albergamos marchan codo a codo, encorvo la espalda para alejarte, tu playera sale sobrando, me contemplas un instante pues las intenciones se me transparentan, apartas el cabello que me ha caído en la cara, me dedicas una mirada de ternura, después, sólo luchas por zafarme de mi ropa, la blusa fue fácil, miras un momento el bra rosa que llevo puesto, una sonrisa le dedicas, te divierte, él se rinde y cae sin siquiera tocarlo. Mi cabello con un color que no me pertenece me resbala por los hombros, te atraigo hacia mí como algunos insectos son atraídos por el fuego, empezamos a quemarnos bajo nuestra piel, busco en tu boca la cura, tus labios me la susurran entre mordidas, paso mis manos por debajo de mi cuerpo, encuentro tus botones, tu cremallera, de un tirón contundente se desarma, tú no pierdes tiempo en hacer lo mismo, las ataduras de mi pantalón se derrumban, te inclinas para que yo descienda más, no te detienes, te incas, me besas el vientre, los senos, das pequeños mordiscos para comprobar su realidad, te vas hundiendo en mi sur, mis caderas te quedan a la mano, muerdes los huesos que por ella asoman, besas las letras que llevo tatuadas, sabes qué significan, las piernas empiezan a no responderme, me das las gracias de una manera que solo tú sabes, estoy recostada en una cama que no sé de donde salió, tomas mis pantalones por la pretina y das un jalón fuerte, terminan en el suelo acompañando a las prendas que lo presiden, subes por la geografía de mi cuerpo, te posas en mi sistema montañoso, los recorres con la lengua, palmo a palmo, vuelves tus pasos, los desandas, llegas a la cima y te coronas rey, desciendes a mis planicies, en ellas un cráter se forma, lo exploras, lo colonizas, más abajo las tierras que te pertenecen te claman, te clavas entre las penínsulas que son mis piernas, visitas la costas cercanas, vuelves a tu palacio, a tu reino, tus manos resbalan por mi torso, lo presionan, tus labios y tu lengua comienzan lo que mi palpitar les ruega, el lenguaje de mi cuerpo se siente, se oye, se lee, tú me sabes toda, conoces mis formas, mis letras, mis sonidos, mis puntos y aparte. Tu aliento cálido me penetra, mis tierras blandas se crecen, se contraen, se dilatan, tus partes juguetonas me acarician, intentan cucar a mi puerto, le susurran leyendas de otros sitios, lo haces cómplice de mi delirio, de mi pasión, oleadas cosquilleantes empiezan a subir por mi vientre, la sal que albergo se desborda, tu barco-boca echa anclas.
Sábado